Con recetas transmitidas de generacion en generacion, Don Misael comenzo a elaborar embutidos utilizando ingredientes frescos y tecnicas tradicionales. En una pequeña cocina de su hogar, preparaba chorizo tradicional para llapingacho, cuya calidad y sabor conquistaron rapidamente a vecinos y amigos. El nombre de Llapin surgio como una fusion de las raices familiares y la esencia del negocio: un simbolo de union, esfuerzo y dedicacion. A lo largo de los años, la famillia fue perfeccionando sus procesos, siempre fieles a la tradicion, pero adaptandose a las necesidades de un mundo en constante cambio.